Uno de los pocos momentos dignos del Congreso. |
En los próximos días la maquinaria publicitaria de Abogacía, en la que incluyo a todos los agraciados y favorecidos por el Congreso (despachos, grandes y alguno pequeño, abogados particulares a los que se ha dado su momento de gloria, empresas, patrocinadores, etc.), continuarán con el "postureo" de hacernos creer que el Congreso Nacional de la Abogacía ha sido un éxito y para apuntalarlo, nos remitirán el típico publireportaje de la revista "Abogados" a nuestros despachos.
Para que se entere quien corresponda, por si acaso no lo sabe, cosa que
dudo, la inmensa mayoría de los compañeros que conozco, esa revista la tiran al
cubo de la basura tras un ojeado rápido de un par de minutos, porque lo que ahí
se cuenta está muy alejado de sus necesidades, más o menos lo mismo que pasa
con el Congreso. De hecho, hace poco descubrí, al entrar en su despacho y ver
su papelera, que un joven compañero la había tirado directamente sin siquiera
quitarle el plástico, cosa que me llamó la atención, porque yo, al menos,
siempre la había ojeado. Está claro que el tipo es más inteligente que este que escribe.
Pero al margen de esta anécdota, para mí bastante ilustrativa, lo que
realmente quiero trasladar es que, ni millones de revistas, ni cientos de
millones de inversión publicitaria, pueden cambiar la realidad: el Congreso ha
sido un nuevo fiasco, que no responde a las necesidades de los abogados o al
menos de la inmensa mayoría, y esto lo sabe hasta el abogado más tonto de
España. No tengan dudas de ello.
Algo más de 2000 asistentes, en Valladolid, que tiene unos 1800 colegiados,
a los que habría que sumar los de los Colegios próximos, como Burgos o León,
demuestran que no han ido ni los de por allí. Solo en Madrid, a dos horas en
coche, hay 75.000 colegiados. Son cifras que doy de memoria, por lo que no son
exactas, pero no voy a perder el tiempo buscando los datos, que yo me gano la
vida trabajando, y la verdad es que a los efectos de demostrar que el Congreso
no despierta interés alguno se bastan solas.
Hay 83 Colegios de Abogados, muchos de los cuales tienen 10 o 12 diputados,
a los que el colegio les paga el viaje y también hay muchos colegios que pagan
las entradas totalmente o en parte a los mismos. No puede obviarse el
componente lúdico de ver a otros compañeros y hacer algo de relaciones
profesionales que un congreso de este tipo siempre genera y que ya de por sí
solo genera asistentes. Pero si echan la cuenta, verán que han ido 24 abogados
por cada colegio y eso que han llevado a 250 ponentes, es decir, que han ido 7
asistentes por ponente.
Las cifras son “paupérrimas” y es que si fuera un buen Congreso, habiendo
250.000 colegiados en España, debería haber tortas para coger las entradas. No
es el caso, ni de largo.
El Congreso carece de fondo trascendental y relevante, y es más una feria
escaparate para el interés de determinadas empresas y el lucimiento de algunas
personas –por lo general las mismas siempre– que otra cosa; no responde a las
necesidades e intereses de los abogados y abogadas de este país,
está desconectado de sus problemas, es caro y no tiene sentido.
Las ponencias, con dos intervinientes más un moderador y de 50 minutos, no
permiten más que pinceladas. En fin, lo de Toni Nadal (dicen que fue divertido, pero nada tenía que ver con
los abogados), humoristas, robotitos y
tal, ya ni me molesto en comentarlo, porque lo hace solo.
Pero todo eso podría ser una mala planificación y de elección de
contenidos, y ciertamente es algo subjetivo y relativo, pues habrá quién
prefiera los chistes del tal Leo Harlen que cuestiones de interés real para los abogados. Por
lo que vamos a lo que es objetivo e incluso obligatorio.
Estamos en 2019, nos están vendiendo que lo que manda es la innovación, una
Abogacía Transformadora, una Abogacía Digital, Blockchain, y no sé cuantas
palabrejas más en inglés…, que hay que usar las redes sociales, la informática y la tecnología. ¿Y
sin embargo el Congreso es presencial y sin streaming?
A nadie se le ha ocurrido que hoy en día, un evento así se puede retrasmitir por internet
para que lo pueda ver cualquier abogado de España que tenga interés, ya sea de
forma gratuita o al menos pagando una pequeña cuota. ¿A ninguno de los 83
Colegios se le ha ocurrido solicitarlo en vez de pagar entradas a diestro y
siniestro con el dinero de otros? ¿A ninguno de los más de 100 Consejeros de
Abogacía? Es un poco sorprendente.
Pero claro, no tanto, si tenemos en cuenta que el Congreso despierta tan
poco interés, que si se diera en streaming, entonces en vez de 2000 no
asistirían ni la mitad. Vamos que lo anterior nos lleva a esto. Y la realidad
es que es intolerable que el Congreso Nacional de la Abogacía, en el año 2019,
no se de en streaming, para que lo podamos ver y en su caso alabar o criticar
todos, que además es algo nuestro.
Pero ahora vamos a lo obligatorio y a lo que es más grave. La realidad es
que el Estatuto General de la Abogacía, que recuerdo es una ley, establece que
el Congreso Nacional de la Abogacía debe celebrarse obligatoriamente cada 5
años y es la SUPREMA INSTANCIA
CONSULTIVA teniendo sus CONCLUSIONES CARÁCTER ORIENTADOR PARA LOS ÓRGANOS
CORPORATIVOS DE LA ABOGACÍA. Todo ello, previo establecimiento de un
Reglamento del Congreso por los Colegios de Abogados para regular su composición.
Sin embargo, este Congreso no es deliberativo, pues no se delibera
absolutamente nada en su seno, a diferencia de lo que ocurría en los de León de
1970 (este preconstitucional) o Palma de 1989. Sobre ello habla este post y al mismo me remito.
Por todo, de forma flagrante, se
está incumpliendo la legislación en vigor y actualmente los órganos
corporativos de Abogacía están actuando sin esa orientación que debe ser fijada
en el Congreso. No voy a entrar en las consecuencias jurídicas de esta anómala
situación, tiempo habrá para ello.
Ahora bien, este proceder es también intolerable, y desde aquí, como
abogado que soy sujeto a los derechos y obligaciones de ese Estatuto, solicito la Convocatoria de ese Congreso
Nacional de la Abogacía que establece el citado Estatuto, que no se ha
realizado y al que tengo todo el derecho, para fijar la orientación de los
Órganos corporativos de la Abogacía, e insto a que como he expuesto
anteriormente, sea retransmitido por
streaming, porque estamos en el año
2019 y existe la necesidad y medios para ello.
Intolerable también resulta, que el nuevo Estatuto General que se está
promoviendo desde Abogacía, pretenda eliminar este carácter de SUPREMA
INSTANCIA CONSULTIVA que hasta ahora la Ley atribuye al Congreso, ajustando la
norma a lo que "de facto" e impunemente se lleva haciendo. Por supuesto me opongo
a esta variación, que es una involución democrática y perjudicial para los
abogados.
Ni que decir tiene, que cualquier, caso, al menos mientas no se reforme el
Estatuto –lo que espero que no se produzca– cualquier futuro Congreso Nacional
de la Abogacía tendrá que adaptarse al Estatuto actual y a los tiempos digitales
(salvo que una Institución como Abogacía se pueda saltar la normativa impunemente y pase de lo digital) y cumplir su papel de SUPREMA INSTANCIA CONSULTIVA, teniendo sus
CONCLUSIONES CARÁCTER ORIENTADOR PARA LOS ÓRGANOS CORPORATIVOS DE LA ABOGACÍA.
Esto sí que será transformador, que no moderno, porque es lo que se hacía
ya desde antiguo, pues en realidad, fue en el seno de los Congresos Nacionales
de Abogados, donde se creó la actual Abogacía institucional y representativa de
los mismos, sin que proceda, porque no os lo vamos a permitir, que lo
creado, soslaye y silencie la voz y orientación de los abogados y abogadas de
este país.
Pues estas son mis Conclusiones del Congreso de Valladolid, que os pido que
difundáis, para que lleguen a donde tienen que llegar y para que podamos tener
un Congreso y una Abogacía Institucional como nos merecemos.
Angel López
Abogado
Angel López
Abogado