Uno de los asuntos habituales con los que nos encontramos los
abogados son los accidentes generadores de lesiones, ya sean derivados de situaciones
extracontractuales (tráficos, caídas en la vía pública o en instalaciones privadas,
alcances por algún objeto, por citar algunos de los más comunes) o
contractuales (caídas, también puede ser contractuales, en trenes de Renfe,
autobús o cualquier establecimiento, lesiones en atracciones, centros de
estética o de cualquier servicio personal en general).
Cuando el accidente acontece, ni que decir tiene que lo principal es nuestra propia seguridad personal y ser atendidos, de ser necesario, por los servicios médicos de urgencia con la mayor rapidez. No obstante, cuando el accidente no es excesivamente grave o si somos los acompañantes de la persona accidentada, sí hay una serie de cuestiones que podemos intentar realizar para facilitar la posterior reclamación del daño al causante o responsable (no tiene que ser el mismo).
Cuando el accidente acontece, ni que decir tiene que lo principal es nuestra propia seguridad personal y ser atendidos, de ser necesario, por los servicios médicos de urgencia con la mayor rapidez. No obstante, cuando el accidente no es excesivamente grave o si somos los acompañantes de la persona accidentada, sí hay una serie de cuestiones que podemos intentar realizar para facilitar la posterior reclamación del daño al causante o responsable (no tiene que ser el mismo).
La inmensa mayoría de las reclamaciones de este estilo se
suelen resolver por vía amistosa tras realizar las pertinentes reclamaciones al
causante o responsable y a su compañía de seguros, y precisamente aquellas que
plantean mayores problemas y acaban en los juzgados, son en las que hay escasez
de prueba sobre lo que pasó. Obviamente, este comentario está dirigido a aquellos accidentes en los que hay un responsable diferente de nosotros mismos, ya sea este por acción u omisión.
Es por ello, que es importante conocer, y como digo, en la
medida de lo posible, realizar, algunas cuestiones, que nos permitirán contar con la mayor prueba posible, facilitando con ello la reclamación extrajudicial, y en su caso, la judicial, si la primera resulta infructuosa.
Vamos con las recomendaciones:
1º- Recopila la máxima información en
el mismo lugar del accidente y anótala lo antes posible: Con el tiempo solemos olvidar
bastantes detalles del accidente o empezamos a confundirnos por lo que luego
nos cuentan. Realizar una correcta toma de los datos fundamentales e incluso de
cuestiones técnicas, por ejemplo, el tipo de vehículo, color, matricula, nombre
completo de las personas de la escena, sus teléfonos, direcciones, sus características
o ropa que llevaban puesta es importante. Si interviene policía o ambulancia
intenta coger también sus datos. También, resultan muy importantes, los datos del seguro del culpable y número de póliza. Y si no los tiene, porque no es un tráfico, al menos si cuenta con seguro y la compañía. Anótalo, y realiza
luego, cuando llegues a casa, una narración de lo que ha ocurrido en la que incorpores todos esos datos. Te va facilitar no olvidar estos detalles y el trasladárselos
al abogado. Evitarás con ello las temidas contradicciones, tan usadas luego por la
defensa para acreditar la versión real de los hechos.
2º- Recoge pruebas
y documentos: Intenta recoger
los máximos documentos sobre el accidente. Documentos del servicio que te
estaban prestando, títulos de trasporte, facturas, etc. Hoy en día todos llevamos
móviles con cámara fotográfica que además permiten recoger vídeo e incluso
sonido. Toma fotografías o graba con vídeo, y si en alguna sale el causante
mejor, pues en el lugar de los hechos todo el mundo se muestra muy colaborador
y manifiesta que asume la responsabilidad, pero luego cuando la cosa se enfría,
a veces, cambia y mucho, hasta el punto de que hay sujetos que llegan a desdecirse y negar que estuvieran
allí. Es muy útil, usar el móvil a modo de escaner para fotografiar documentos. Si vas a un centro médico recoge y guarda todos los documentos, y cuida
que pongan correctamente cómo se ha originado el accidente. Es habitual que por
ejemplo refieran caída en andén de estación, cuando la caída fue en las
escaleras mecánicas, o tropezón por resbalón, que parecen lo mismo pero la
primera palabra puede asociarse a culpa nuestra y el resbalón a que estaba húmedo el suelo, siendo esto la
causa, y ojo, porque los seguros se agarran a un clavo ardiendo.
3º- No te cortes en
llamar a la policía y a la ambulancia: Llamar a la policía es importante para que tomen ellos también
nota de lo ocurrido y si has sufrido lesiones pide que acuda una ambulancia.
Estos son testigos excepcionales que luego resultarán muy útiles si acabamos en
los juzgados. A este respecto, ojo con las buenas palabras y la atención que te
pueda prestar en el lugar de los hechos personal o sanitarios de la instalación
o trasporte donde tenga lugar el accidente. Mejor llama a la policía, que luego a todo ese personal no hay forma de encontrarlo y precisamente eso eran lo que querían
con tanta amabilidad. También es usual que la pierna o el brazo no nos
parezcan tan lastimados pues en caliente duele menos y pensamos que solo es el
golpe. Los dolores e hinchazones muchas veces aparecen a las dos o tres horas,
por lo que es mejor que avises a los servicios de emergencia médica y que te
valoren en el mismo lugar del accidente.
4º- Busca,
selecciona y empatiza con los testigos: Un error muy común es que como nos acompaña nuestro
un primo, no tomamos los datos de más testigos, pensando que ya tenemos al
testigo-primo. Bueno, el primo es un testigo pero su valor es débil. Es mejor
contar con testigos que no conocemos. Y de entre estos, hay que seleccionar a
los más adecuados, pensando en dos factores: su predisposición a acudir a un
juzgado a ayudarnos y su valor como testigo creíble. Entre un estudiante y un estresado ejecutivo,
es bastante más probable que el primero se muestre más predispuesto a acudir al
juicio. Por otro lado, si el estudiante no reside en el lugar del accidente y
el ejecutivo sí, quizás sea este mejor. Una persona de avanzada edad, quizás sea
el que más tiempo libre tenga, pero si se trata de narrar por ejemplo un
accidente de circulación, es posible que su capacidad visual sea cuestionada o
su memoria falle, pues a veces pasa mucho tiempo hasta que se celebra el
juicio. Un mal testigo puede arruinarnos todo. En cualquier caso, dos mejor que uno y tres o
cuatro todavía mejor. Ya elegirá el abogado el que sea más idóneo. Finalmente,
no te limites a pedirle los datos para anotarlos. Si puedes empatiza con él,
dile que le llamarás y cuánto le agradeces su ayuda y lo vital que resultaría su
colaboración si fuera necesaria. Será más fácil si ha existido esa relación
previa, que luego pase de acudir a testificar, que siempre supone una molestia.
5º- Valora
si te interesa dejar denunciados los hechos o documentados en alguna hoja de
reclamación o parte de accidente. Por lo general, siempre es recomendable
dejar constancia de lo fundamental lo antes posible, para evitar sospechas
posteriores de que podías no haber sufrido el accidente. No obstante, no es
recomendable extenderse mucho, ni dar excesivos detalles. Limítate a contar escuetamente
qué ha ocurrido y quién es el responsable. Piensa siempre que la versión que
recojas en ese documento luego no va a poder ser variada. Posteriormente, acude
a un abogado, para que complemente esa primera declaración según resulte más
conveniente a tus intereses.
Habría otras cuestiones luego a realizar ya más a posteriori,
como guardar toda la documentación médica, y otras de esta índole, pero para
ese momento ya deberías contar con un abogado que te asesore y aconseje sobre cómo
proceder, pues si no lo tienes corres el riesgo de hacer algo incorrectamente y
complicar la reclamación, así que, no te lo pienses más…
Ángel López
Abogado
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