Les he engañado. Sí. Les he
engañado porque aunque he titulado este comentario “Sobre Lexnet”, no es mi
intención hablarles del sistema del moda. Les hablaré, pero en realidad quiero
explicar otra cuestión. A ver si soy capaz de ello.
Verán, no les quiero hablar de
Lexnet. No. Sobre Lexnet ya saben ustedes. Y además, en algo estamos, yo creo, todos
de acuerdo. Le podemos dar muchas vueltas, efectuar diversos análisis, pero yo
creo que estaremos todos de acuerdo en que Lexnet es una “patata”. Sí, así como
suena, una “patata”.
Creo que la expresión no lo
puede describir mejor. Todos queremos la digitalización de la Justicia,
pero es que esto que nos han puesto, es eso, una auténtica “patata”. Y creo que
todos también estaremos de acuerdo en que requiere de muchas mejoras. Pero
muchas. Y me estoy refiriendo solo al tema de su usabilidad, dejando al margen otras
cuestiones. Mejoras tanto en lo que respecta al propio programa o sistema, como
en lo relativo a dotar de medios a los Juzgados para que lo puedan usar
correctamente.
Y ante la “patata” que es
Lexnet surgen dos posturas. Una que pide que se paralice su uso obligatorio, en
tanto que esas mejoras no tengan lugar y se pueda garantizar la seguridad
jurídica que requieren las notificaciones judiciales y otra postura que aboga
por aceptar lo que hay, esperando que, efectivamente, las mejoras, tarde o
temprano se vayan implementando.
Ambas posturas son muy legítimas, apreciándose, y lo digo de verdad, cuestiones a favor y cuestiones en contra, tanto en una como en otra. No lo voy a negar. Ambas me parecen, consideradamente aisladas, muy respetables.
Estoy convencido que los abogados
y procuradores tenemos capacidad suficiente para aguantar el problema,
costará esfuerzo, muchas horas perdidas, meses de sacrificio, quizás años, pero
lograremos garantizar, en términos
generales, la defensa de nuestros clientes –no sin sobresaltos y alguna que otra
desgracia– y poco a poco las mejoras vendrán, le iremos cogiendo el truco a la “patata”,
veremos cómo interpretan los Juzgados su funcionamiento práctico, ajustaremos nuestra
forma de trabajar al sistema y hasta puede pasar, que a largo
plazo, llegue el momento en que esto de Lexnet deje ser tan “patata”.
Pero como les decía antes no
les quiero hablar de Lexnet. Yo les quiero hablar de Abogados.
Sí, los abogados somos gente
rara. Defendemos los derechos y buscamos el beneficio y bienestar de nuestros clientes
hasta en muchas ocasiones cargarnos su problema en nuestras espaldas. Y lo
hacemos incluso por tarifas irrisorias. Ahí están los compañeros del Turno de
Oficio cobrando a 2 euros la hora y con ello garantizando la tutela judicial y
la defensa para todo ciudadano. Aceptamos retrasos en los pagos al Turno de
Oficio incomprensibles e inadmisibles en cualquier otro sector profesional. Aguantamos
casi de todo en los juzgados, desde las malas caras de muchos jueces y
funcionarios, hasta largas horas de esperas en los pasillos o la suspensión de
juicios en el último momento por la cosa más absurda o inverosímil. Prestamos
nuestros servicios en instalaciones judiciales en las que no es que no se pueda
trabajar en condiciones, es que a veces no se puede ni ir al baño. Cumplimos
con plazos brevísimos, por ejemplo en recursos, que nos rompen cualquier
horario de trabajo –ni hablamos ya de la conciliación– para que luego tarden 6
o 9 meses en resolver. Y ahora, ahora la “patata”.
La cuestión es si esto tiene
que ser así. La cuestión es si los abogados –y procuradores– nos tenemos qué
tragar otra vez más “la patata”. Y yo creo que no, que no tiene que ser así.
¡Qué ya está bien! Que Lexnet no debería ser una “patata” sino un motivo de alegría
y satisfacción para todo el colectivo. Algo que nos simplificara la vida a los
profesionales y agilizara la Justicia para los ciudadanos que es el fin
fundamental de Lexnet. Que llevamos mucho tiempo tragando “patatas” y alguna
vez habrá que ponerle fin o desgraciadamente habrá más.
Y ahora pues si quieren firmen en este enlace o traguen con la “patata”, pero les pediría que tomaran la
decisión, no como abogados –que lo aguantan todo–, sino como abogados de sus
clientes.
¿Les van a hacer tragarse la
“patata” a sus clientes?
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