Seguramente, ni son los mejores consejos, ni son los únicos que deberían darse a un abogado que empieza en ésta, siempre, complicada profesión. Son los míos, para todos aquellos que los quieran leer y meditar.
Al fin y al cabo, ya decía Paulo Freire, que “enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción” quizás, el entender esto, en relación a lo que supone para el que está aprendiendo, es lo primero que se debe aconsejar a un abogado novel.
1. No subestimes al abogado contrario. Ya sea de pequeño despacho o de gran despacho, un joven abogado inexperto o un curtido compañero con miles de pleitos a sus espaldas, no te fíes. En cualquier momento puede sorprendente con una excelente defensa o un cambio de actitud. Incluso, ante aquel que ha mostrado escasos conocimientos o dado una sensación de no dominar la materia, no bajes la guardia. Podría formar parte de su estrategia.