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El Juicio Verbal, un Juicio poco justo. En vías de solución.
4:44Ángel López
Todo proceso Justo, ha de ser un duelo con igualdad de armas, donde actor y demandado, han de tener las mismas posibilidades de alegación, prueba e impugnación. Es lo que se conoce como igualdad de armas procesal. Dicho principio encuentra difícil encaje en el proceso verbal, donde una mal entendida primacía de la celeridad y oralidad, lo quiebran, para dinamitarlo, sin justificación.
Ya desde su arranque, el verbal, aparece descompensado, obligándose al actor a formular su demanda por escrito, mientras que el demandado lo hace verbalmente en el juicio. Aun cuando el verbal es un procedimiento menor, que se pretende ventilar ágilmente, no existe motivo para esta quiebra de la igualdad de armas. Es más, una contestación escrita agilizaría, al reducir el tiempo del acto del juicio, lográndose, por otro lado, que los intervinientes, y en especial el juez, lleguen a la vista con una visión más certera de la cuestión a debatir.
En principio, la desigualdad beneficia al demandado, quien puede sorprender al demandante en la vista, con una oposición inesperada, en cuyo caso, difícilmente la podrá contrarrestar. Pero decimos en principio, por cuanto en supuestos complejos, el demandante se beneficia de una exposición pausada, extensa y detallada, que el demandado no puede realizar, por lo reducido del tiempo de que dispone en el acto de la vista. Al margen de beneficiados, lo cierto es que el duelo nace muy descompensado, resultando injusto.
Además, el demandante tiene que aportar su documental con el escrito de la demanda, haciéndolo el demandado con ocasión de la vista. Si bien es cierto, que los jueces, para contrarrestar la desigualdad, suelen ser generosos y permiten al demandante que los aporte también en la vista, la Ley impone el deber de hacerlo con la demanda, por lo que el letrado accionante deberá decidir, en qué momento aporta el documento, con el riesgo, de que si los reserva, se los inadmitan. Es verdad, que no habría de haber problemas, para la admisión al demandante de documentos cuya relevancia se ponga de manifiesto como consecuencia de la contestación, pero como no se produce hasta la vista, todo se traduce en la práctica, en que el demandante se ve compelido a acudir a la misma con un arsenal de prueba, que en muchas ocasiones resulta innecesaria.
Obvio resulta que gran parte del éxito del duelo, dependerá de que el letrado demandante haya sido lo suficiente astuto para acertar en la documentación a llevar para dar la réplica, si bien, ello puede implicar el tener que acudir con un camión de documentación y/o un autobús de testigos. Al margen de aciertos, la Justicia no debiera depender de ellos, por lo que la desigualdad de armas, vuelve a ser un lastre para considerar al procedimiento verbal como justo.